EL RELOJ DURMIENTE


El reloj se quedó dormido, acurrucado al silencio de las cobijas, nunca escuchó los cantos de gallo ni la urgencia que impone el madrugonazo. Otra prueba más de que nada puede vencer al cansancio

MUDANZA


Se sentía tan fascinada al leer aquella historia, que decidió hacer sus maletas e instalarse definitivamente en ella. Entonces nada resultó como se lo habían contado.

 
Marzo 2008 | Diseñado por anita